20 de agosto de 2012

Al César lo que es del César

3 comentarios
Después de un lapso de dos semanas sin postear algo, vuelvo a las andadas. Esta vez no se ha tratado de falta de inspiración (aunque reconozco que algo sí que ha habido, aunque no haya sido lo principal), si no más bien de una visita de una semana de mis padres. Y como que no es plan.

Pero bueno, a pesar de lo que pueda parecer, y tras rimbombante título, esta vez toca hablar de cine. Y, más en particular, de Avatar. Sólo espero que, después de este post, no empiece a encontrarme gente en la puerta de casa con sogas, horcas y antorchas. Y es que mucho me temo que este post no vaya a gustar demasiado a los fans de Pandora.

Veréis, yo fui a ver Avatar al cine cuando se estrenó, y debo reconocer que salí de la sala emocionado y deseando ser un Na'vi. Más o menos, como la inmensa mayoría de los que han visto dicha película (más aun si fue en 3D como fue mi caso). Pero conforme pasaron los días, la emoción inicial fue dando paso a una revisión más calmada sobre lo que acababa de ver.

Es cierto, en el apartado técnico, Avatar es sublime. Ahí no tengo ninguna queja en absoluto. Y cumple muy bien como película de Ciencia-Ficción, ya que nos muestra un mundo futuro (amén de otro extraterrestre) con todos sus -posibles- adelantos. Mención especial me merece el apartado bélico. Los helicópteros ("escorpiones") y, sobre todo, las armaduras de combate, me maravillaron por completo. Y como he dicho antes, si encima la veías en 3D, pues ya era el acabose. No es para menos, ya que fue la película que hizo estallar la fiebre del 3D (y creo que le tengo cierta manía precisamente por esto mismo, aunque eso ya es harina de otro costal), se hizo íntegramente en 3D y consiguió que cualquier sala de cine que se preciara, instalara un proyector con dicha tecnología para poder proyectarla. Hasta ahí, todo bien. Todo sea por el progreso. Viva el progreso.

Pero, como suele decirse, no todo el monte es orégano. Y todo lo que a Avatar le sobra de tecnológico... le falta de guión. Puntualizaré esto, porque tampoco es que el guión se malo. Sencillamente, es que es muy simple. Dicen que James Cameron tenía esta película en mente desde que tenía 16 años... y se nota. Porque toda la película puede resumirse en "Los humanos son muy malos y los na'vi son muy, pero que MUY buenos. Pobrecicos ellos". Amén que, si te paras a pensarlo y a meditarlo, la historia, los personajes, y el desarrollo de la misma, recuerda muchísimo a cierta película de Disney Studios (sólo que sin canciones). O lo que es lo mismo: La película/historia que podría escribir un chaval de 16 años (esto no quiere decir que las películas de Disney las escriban chavales de 16 años, es simplemente que están hechas para otro público). 

Esto, a priori, no tiene por qué ser malo. A fin de cuentas, la misión última de una película es la de entretener. Ni más ni menos. Y si entretiene o, por lo menos, logra el cometido de su género (que te rías si es comedia; que te asustes si es de terror; etc.), pues perfecto. Aquí paz y después Gloria. El problema con Avatar ha sido, y es, esa entronización como Noveno Arte en sí mismo. Cuando se dice que Avatar es buenísima, de las mejores películas que se han rodado jamás. Una obra maestra. Y esto, señores, sí que no. Por aquí sí que no paso. Ni mucho menos. Precisamente porque para que una película sea considerada como "Obra Maestra" tiene que ser perfecta en todos sus aspectos. Si falla sólo uno de dichos aspectos, lo siento mucho pero se le podrá clasificar de cualquier manera menos de "perfecta".

Pues bien. Todo esto lo pensaba yo cuando se estrenó la película, y de eso hace ya tres años. Y me gané una serie de buenas broncas por decir esto mismo, por poner en tela de juicio la perfección de Avatar, como si de un hereje medieval se tratara. Bueno, pues hoy he vuelto a verla y me reafirmo en todos y cada uno de los puntos expuestos más arriba. Y aun es más, le añado otro "pero". Toda película que se precie de ser considerada como "obra maestra" debe tener el don de los buenos vinos, es decir, el de envejecer bien. Esto, en una película, se traduce en que dicha cinta sea capaz de transmitirte, siempre que la veas, las mismas emociones que te transmitió la primera vez que la viste. Y en este aspecto, a mí, personalmente, me parece que cuanto más se ve Avatar, menos impresiona. Pero claro, esto es algo totalmente subjetivo.

En fin, y resumiendo un poco: Avatar está bien, es una película buena que te hace pasar un rato más que entretenido. Pero eso sí, no os dejéis engañar por toda esa pléyade de fans acérrimos que os vengan diciendo lo magistral y maravillosa que es.

Y, por supuesto, que en última instancia, la única opinión que cuenta es la propia. Yo aconsejo a todo aquel que aun no la haya visto que le de una oportunidad. Si no le gusta, será por muchos motivos, pero no creo que sea por falta de calidad.


Pd.- Si alguien se ha molestado en echar las cuentas, he mencionado a esta película como noveno arte... y si el cine es el Séptimo, ¿Dónde está el Octavo? Lo videojuegos, queridos camaradas. Los videojuegos.

5 de agosto de 2012

El rancho (Recetas - I)

0 comentarios
Hoy no estoy yo muy inspirado, así que aprovecho y empiezo con otra sección que tenía en mente: recetas de cocina, y así aprovecho otra de mis aficiones, que es la de meterme entre fogones y probar a hacer recetas. Y que salga lo que salga. Y como todo soldado de infantería necesita alimentarse para estar fuerte y preparado para la batalla del día a día, aquí os pongo un plato típico de mi pueblo llamado Pebre, que se prepara principalmente los días de fiesta, pero que por su simpleza, puede prepararse en cualquier momento.

Los ingredientes (por persona) son:
-Cabezada de lomo de cerdo (unos 200 gramos, dependiendo del saque que tengas)
-Tomate triturado (una lata de 200ml)
-Cebolla (media, más o menos)
-Pimiento verde (mínimo uno)
-Pimiento rojo asado (un bote pequeño)
-Aceite de oliva 
-Ajo (uno)
-Sal (al gusto)
-Pan

Preparacion:
Se pica la cebolla y el pimiento, y se saltean en una sartén con el aceite hasta que se poche la cebolla. Aparte, en una olla, se pone la carne de cerdo, que tiene que estar cortada en taquitos no muy grandes. Se sofríe un poco, lo justo para que se cierre la carne por fuera. Cuando la carne y la verdura estén listas, se ponen juntas en la olla, se le echa el ajo laminado, y se remueve un poco para que quede todo bien mezclado. Se espera a que se caliente un poco y se echa la lata de tomate. Se deja cocer todo a fuego lento y, cuando empiece a hervir, se le echa el pimiento rojo. Se espera a que el tomate dé otro hervor y, a partir de ahí, se deja el tiempo que se estime necesario... o al gusto de como se quiera la carne. Cuanto más tiempo esté hirviendo con el tomate, la carne estará más tierna y tendrá mejor sabor.

Como se puede apreciar, no es una receta muy complicada, y sin embargo, es más que resultona. Obviamente, no es un plato para poner en una mesa de cinco tenedores, ni para darte un banquetazo, pero para sacarte de un aprieto cuando se tenga un día tonto, viene que ni pintada. ¡Que aproveche!


Pd.- ¿Y el pan? Pues el pan, para untar el tomate, que con la cebollita y el pimiento rojo, está de muerte.