28 de septiembre de 2010

¡Huelga! ¿Huelga?

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Pues para todos aquellos que aun no lo sepan (porque tampoco es tan difícil que haya gente que no lo sepa, habida cuenta de lo poco que se han explayado en esta ocasión), mañana día 29 de septiembre hay Huelga General.

Una huelga que, lejos de ser la hecatombe política que representaba (y ha representado) en otras ocasiones, no va a pasar de un mero "lavado de cara" de los sindicatos, después de casi dos años de crisis sin dar palo al agua.

Como digo, y tirando de memoria, cuando en otras legislaturas se organizaba una Huelga General, al gobierno le entraban temblores y sudores fríos. "Me he pasado", podría pensar el presidente de turno, viendo como los trabajadores (o lo que es lo mismo, casi todo el país) se le venía encima. Porque, ante todo, era eso, general. No era una huelga de transportes (que también duele), no era una huelga de servicios de limpieza (esta, huele), ni tan siquiera una huelga de cualquier punto de producción por un "quítame allí estos días de vacaciones". No. Era una Huelga General y significaba que el país se paraba. Que no se producía. Y, por consiguiente, que las repercusiones económicas podrían traer mucha cola, amén de la imagen que podrías dar tú, como presidente, a tus vecinos de Comunidad, que no has sabido hacer bien las cosas en casa, bien por chulo, bien por inepto, y tus "niños" te está organizando la marimorena.

Sin embargo, y en esta ocasión, y como digo, tras dos años de crisis con los sindicatos más que desaparecidos (y no me vale la excusa de "no van a morder la mano que les da de comer" porque eso siempre ha sido así y siempre ha seguido habiendo sindicatos), en lugar de amenazar con la huelga (como se hacía antes), directamente se ha organizado y se ha montado, como si hubiesen llegado a un acuerdo con el Gobierno porque... oye, que con la que está cayendo, algo habrá que hacer, ¿No?

Porque, precisamente, ni siquiera al Gobierno se le ve agobiado como en otras ocasiones. Sí, se están tendiendo muchos puentes para la reconciliación y el diálogo, pero siempre desde la postura de "me da igual lo que vayas a hacerme, estamos en crisis, menos producción no va a haber, y los decretos que ya he firmado no los voy a echar para atrás". Y lo mejor es que parece que los sindicatos lo entienden y aceptan. Vamos, que se quejan, sí, pero no saben muy bien de qué.

Dicho lo cual, llegamos un poco al meollo del asunto. La inutilidad de esta Huelga General.

Porque, en mi opinión, es una huelga que llega tarde, llega mal, y de la que no se va a sacar ninguna ventaja. Es más, casi creo que va a ser contraproducente, sobre todo para los sindicatos. Me explico:

-Llega tarde, porque una huelga así habría que haberla organizado desde el primer momento en el que se le empezaron a ver las orejas al lobo de la crisis, o por lo menos, en cuanto se le vio el hocico. O lo que es lo mismo, la tendrían que haber organizado hace dos años o así, cuando la crisis estaba recién estrenada y ya se veían los estragos que esta estaba dispuesta a causar. Y porque con la que está cayendo ahora mismo, con el miedo en el cuerpo, la precariedad acechando por las esquinas... cualquiera sacrifica un día de trabajo (y de sueldo) en aras de... ¿de qué? Un ejemplo de esto se puede apreciar con la pasada Huelga de Funcionarios tras el recorte de sus salarios. Es inútil llamar a la huelga a un sector al que se le ha precisamente cuando hacer un día de huelga supone rebajado el sueldoun día de ingresos que no te abonan. Es que es absurdo. Y, por supuesto, el recorte no se retiró.

-Llega mal, porque precisamente, la Huelga se ha declarado a raíz de la Reforma Laboral del Gobierno, según la cual (a grandes rasgos), facilita en gran medida los despidos (pero no necesariamente las contrataciones). Y al hacer una Huelga General en estas circunstancias, al trabajador en cuestión se le queda la sensación de que se está pintando una enorme diana encima del cuerpo, un "Despídame, por favor" en medio de la frente. Y con lo difícil que está ahora mismo el encontrar trabajo, cualquiera se atreve a que el jefe le vea haciendo "según qué cosas".

-Y no se va a sacar ninguna ventaja, precisamente por lo ya mencionado anteriormente. El Gobierno actual está tan convencido de su modelo económico y laboral, que no piensa borrar ni tan siquiera un punto de la citada Reforma Laboral, una reforma que ya está aprobada y que ya está en marcha. Y que, por supuesto, no se va a quitar por mucha huelga que se haga. Ni por muy general que esta sea.

Dicho lo cual, esta huelga sólo tiene una utilidad, y es la de dejar a los sindicatos en entredicho, y muy debilitados frente a la opinión pública. Precisamente porque han aparecido de la noche a la mañana anunciado la citada huelga, después de dos años sin apenas apariciones, mientras la situación iba empeorando y la gente no dejaba de preguntarse "¿Dónde están los sindicatos?". Despidos masivos, empresas que quiebran, que mandan a los trabajadores a la calle sin indemnización "y aquí no ha pasado nada"... pero mientras tanto, los sindicatos haciendo esa "gran" labor tan suya como es la de ser mediadores. Han sido, en definitiva, dos años de perder el apoyo y el respeto de los trabajadores, porque veían que a ellos les estaba tocando sufrir los primeros ataques de la crisis, mientras que los sindicatos y los sindicalistas se limitaban a verlas venir. Pero cuidadín, que estamos mediando. No nos estreséis.

En fin, que como digo, esta Huelga no va a pasar de ser un mero circo. Un circo en el que el Maestro de Ceremonias es el propio presidente del gobierno, los sindicatos son los domadores, los piquetes son los leones... y toda la masa laboral son los payasos. Unos payasos, por cierto, con el maquillaje lloroso y corrido.

De todos modos, y aunque siga pensando que esta huelga sólo va a servir para poner la soga en torno a ciertos cuellos, sigo pensando que nunca está de más hacerla. Precisamente porque, no hacerla, una vez organizada, es hacerle el juego al gobierno, que va a ser el primero en querer llevarse la gloria "por la poca participación que ha habido por parte de los ciudadanos", lo que, en su jerga política, viene a decir que él tiene la razón, que él está haciendo bien las cosas, y que como el pueblo lo apoya, pues adelante con todo. Eso sin contar con que se deterioraría inmensamente (aun más si cabe) la imagen de los sindicatos y los debilitaría hasta niveles "peligrosos", ya que se han visto solos, y a fin de cuentas, la política no deja de ser "hacer obras en representación del pueblo". Y si no representas a nadie... ¿De qué sirves?

Así que sí, animo a todo aquel que pueda (sobre todo, que pueda, tampoco voy a obligar a nadie) a secundar la Huelga General de mañana. Para que, por lo menos, no sea un fracaso como estoy previendo, que se vea que, aunque mareados por unos y por otros, los trabajadores aun tenemos cosas que decir y puntos que defender, que seguimos siendo personas, no esclavos ni números, y que sólo por eso nos merecemos un sueldo digno y acorde a las funciones que estamos realizando, nunca inferior, y mucho menos escudarse en el "me están puteando, pero... al menos tengo trabajo". Porque así se empieza. Y porque, en definitiva, siempre podemos secundar el dicho de "protesta, que algo queda".

En fin, yo no sé quién sacará más provecho de todas estas aguas revueltas, pero os puedo asegurar que nosotros, los trabajadores, no. Nosotros somos los pececillos que, ahora mismo, están rodeados de anzuelos, y a cual más afilado. Sólo espero que lo que pase a partir de mañana no sea peor que lo que ya está pasando.