4 de julio de 2010

¡Una, grande y libre!

Cualquiera que lea los títulos de mis post, puede pensar cualquier cosa. Y ninguna de esas cosas sería buena, me temo.

Pero nada más lejos de la realidad. El título viene a sazón de dos artículos que me he encontrado en menos de un año referidos, precisamente, a la unidad territorial española... pero no por parte de vascos y catalanes, no.

Para entrar en materia, primero querría recordar un poco la historia de España, aunque quien más, quién menos, puede que ya sepa que hubo un tiempo en el que España fue, literalmente, el dueño del mundo, sobre todo entre los años 1580 y 1640 (en los reinados de Felipe II a Felipe IV) cuando también Portugal (y sus posesiones) eran parte del Imperio Español. Fue en este momento, como digo, cuando nuestra expansión territorial alcanzó su mayor amplitud, tal y como se muestra a continuación.



Bueno, pues como os iba diciendo, he leído un par de artículos este año al respecto. El primer artículo lo escribía un cubano el 20 de septiembre de 2008, y en él se proclamaban las maravillas de una supuesta reintegración de Cuba a la Corona de España, convirtiéndose la isla en la Comunidad Autónoma número veinte, y aportando tres provincias más, 111.000Km2 más y 11.000.000 de almas más, lo cual no estaría nada mal, sobre todo si tenemos en cuenta el reparto de poder establecido en la actualidad en la Unión Europea (a mayor población, mayor poder). Dicho proyecto recibiría el nombre de Reino Unido de España y Cuba (aunque teniendo en cuenta que son ellos los que "querrían" venir con nosotros, y que ellos no son un reino, no veo muy acertado que digamos dicho nombre...) y prometía un rápido crecimiento económico a corto-medio plazo si se realizase dicha unión, del orden de un 25% del PIB español (como mínimo). Obviamente, también había condiciones como, por ejemplo, que España condenara el Castrismo y retirara cualquier apoyo al régimen actual.

Por otro lado, y más recientemente (tan reciente como el partido Portugal - España del pasado 29 de junio), leía en el diario La Voz (el enlace no es a La Voz, sino a El País, pero hablan exactamente de lo mismo) que una parte nada despreciable de la población portuguesa vería con buenos ojos, precisamente, una supuesta unión de ambos países. Tanto como el 40% de la población portuguesa (esto, por supuesto, según las encuestas), o que el 50% de los encuestados piense que el Español debe ser lengua obligatoria en primaria y secundaria (llegando incluso al 80% si se la tratara como optativa), que el 59% vea con buenos ojos que se elimine toda restricción de tránsito entre ambos países... vamos, lo que viene a ser una unión entre ambos países con todas las de la ley. Y nunca mejor dicho. Por supuesto, dicha unión también afectaría al equilibrio de poder dentro de la Unión Europea. Con Portugal añadiríamos 92.000km2 más y otros 11.000.000 de habitantes, lo que nos convertiría en uno de los países europeos más poblados (y, por lo tanto nuevamente, con mayor peso específico).

Obviamente, estos dos casos no pasan de ser meramente curiosidades. Por ejemplo, en el caso cubano, dicho texto lo escribe un disidente desde el exilio de Miami, que no digo que no sea representativo, pero no creo que la mayoría del exilio cubano piense así; y en el caso portugués, aunque sus políticos tienen esta idea muy presente, nunca llegan a tomársela con la suficiente seriedad como para que llegue a ningún puerto. Y en ambos casos, tenemos la aplastante indiferencia española como factor común más que determinante. Lo dicho, "dos no pelean si uno no quiere". Y en este caso, España está claro que no quiere. Porque, ¿A que no habíais oído hablar de nada de esto con anterioridad? Pues eso. Además, tendría narices que, después de tantos años, después de tantas guerras y tanta sangre derramada... todo volviera a estar como al principio.

En fin, que como digo, esto no pasa de ser más que una mera curiosidad. Pero hay veces que uno se para a pensar en estas cosas y piensa, precisamente, en cómo afectaría todo esto a España de llevarse realmente a cabo, de la nueva posición mundial que ganaría España con todo esto... y, por qué no decirlo, los humos que volveríamos a tener los españoles, viéndonos de nuevo en lo más alto del panorama internacional.

El resto, os lo dejo a vosotros.

1 comentarios:

María Riccia dijo...

Salvando las distancias, es como si México quisiera "casarse" con EEUU... Lógicamente, ni nosotros tenemos el poderío de los estadounidenses ni Portugal o Cuba son como México. De todas maneras, como ya te he comentado muchas veces... NO, GRACIAS.

Con la que tenemos encima lo único que nos quedaba era aguantar "sólo" a 11 millones de personas más, en el caso de los cubanos. Esto se traduciría en más paro, y aunque suene racista, en más delincuencia, violencia y racismo.
Porque si ya somos racistas con la cantidad de inmigrantes que vienen aquí, lo que nos faltaba es que esos inmigrantes tuvieran directamente una nacionalidad "española"...