28 de septiembre de 2013

Madrid Makes Sense... Spain Doesn't

Mucho se ha dicho, y mucho se ha escrito, desde que este pasado fin de semana el COI desestimara la candidatura de Madrid 2020 en la primera vuelta de la gala en la que se decidía la sede de ese año sobre las razones que llevaron al organismo a rechazar la candidatura madrileña (que no española, cuidado).

Y no es que Madrid tuviera una mala candidatura, ni mucho menos. Su punto fuerte, que siempre ha sido algo que ha dado miedo a todo organizador que se precie, era que contaba con aproximadamente el 80% de las infraestructuras necesarias para un evento de tales magnitudes ya construidas, por lo que de aquí a seis años, iba a estar todo más que listo y preparado. De esto se derivaba otra de las grandes bazas que esgrimía Madrid. Vale, estamos en un país en plena crisis económica (amén de muchas otras), pero como ya tenemos construido casi todo lo necesario debido a las anteriores candidaturas fallidas, no vamos a necesitar una gran inversión de capital para realizar unos juegos olímpicos como dios manda. Vamos a hacer unos juegos a lo grande y, encima, baratos. Y como bien rezaba el lema, Madrid tenía sentido en este aspecto. Mucho.

Sin embargo, esta candidatura también tenía muchas flaquezas que ni el COE ni el Ayuntamiento de Madrid han sabido, no ya tapar, sino directamente, ni tan siquiera disimular. Como por ejemplo, el asunto más espinoso al que se enfrentó la candidatura: El dopaje y su control en España. Con el asunto de la Operación Puerto todavía sin una resolución final, y, en mi opinión, con el (mal llamado) doctor Eufemiano Fuentes, que sigue ejerciendo como tal a pesar de todas las pruebas que se han encontrado en su contra, se le hace un flaco favor a todos los intentos por parte de la administración central de frenar esta lacra del deporte y, en consecuencia, restó muchísima credibilidad a las débiles argumentaciones que ofreció la candidatura madrileña al respecto.

Aunque lo peor, desde mi punto de vista, fue esa especie de "ultimátum" encubierto que lanzó el COE para defender la candidatura Madrid 2020. Dicho ultimátum venía a decir que los Juegos Olímpicos eran el único camino posible para promocionar en este país los deportes menos conocidos y, por ende, menos practicados, pero igualmente válidos. Era este un argumento de doble filo, ya que si bien por una parte podía llegar a mover las conciencias de los jueces del COI, y hacer que con dicha candidatura, esos deportes minoritarios se dieran a conocer, lo que ocurrió fue todo lo contrario: Se demostró el poco interés que los sucesivos gobiernos españoles han tenido, y siguen teniendo, por cualquier otro deporte que no sea el fútbol o, a lo sumo, el baloncesto. Si tú no muestras interés por el deporte en tu propio país, ¿Cómo esperas que te tengan en cuenta a la hora de organizar un evento de estas características?

Todo esto, poco a poco, le fue quitando la venda de los ojos a los jueces del COI. En seguida se dieron cuenta que la representación española estaba intentando dárselas con queso, como llevan haciendo bastante tiempo ya con los propios españoles. Y teniendo en cuenta la fama que tiene ahora mismo la política española, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, los jueces ya estaban más que prevenidos al respecto. A partir de aquí, todo fue cuesta abajo, y así se reflejó en la decisión final del jurado. Si tú país está en crisis, lo último que necesitas es, precisamente, organizar un evento de tal magnitud como unos Juegos Olímpicos. Porque vale que ya habrá mucho trabajo adelantado, pero si hay una cosa que le guste al COI, son las inversiones millonarias y los proyectos faraónicos para organizar unos Juegos por todo lo alto, cosa que España, sumida en plena crisis económica, no podía realizar. Porque, precisamente, aquí es donde entra el Spain doesn't make sense. El COI, entre líneas, vino a decir que todo ese dinero que pensaban invertir en los Juegos, lo invirtieran en evitar los recortes que la crisis está produciendo. Y se preguntaban qué intenciones tendrían para que, con la que está cayéndonos, quisieran meterse en semejante fregado. Que sí, que vale, que unos Juegos Olímpicos traerán muchos ingresos, pero en estos casos, nunca deja de estar muy claro qué tipo de ingresos traerán ni, tampoco, a quién se lo traerán. Y esto los señores del COI también lo vieron venir. Lo último que quiere el COI es, precisamente, que cualquier cosa que pueda asociarse a ellos se vea salpicada por la más mínima pizca de corrupción. O, al menos, que vuelva a aparecer la sombra de la corrupción después del escándalo desatado con la adjudicación de los JJ.OO. de Invierno de Salt Lake City, y en el que rodaron cabezas olímpicas bastante altas. Y con la que está cayendo ahora mismo en España, como para arriesgarse siquiera. Y con una clase política, además, completamente alienada de su población, que se aferra a sus poltronas con más manos que un pulpo. Me gustaría recordar en este punto el caso de un político alemán que dimitió de todos sus cargos porque se descubrió que había copiado parte de su tesis doctoral... aquí, el político de turno habría quitado hierro al asunto diciendo que fueron unas meras "coincidencias", o incluso "un guiño" al autor original... eso, si es que dicho político hubiese llegado a escribir siquiera una tesis doctoral.

Y ya por último, y como ya he comentado al principio, en España se ha dicho de todo al respecto. Todo, eso sí, desde nuestro propio folklore de "la culpa no es nuestra, es del otro". Empezando por la "casualidad" de que se perdiera la señal del satélite justo cuando Madrid presentaba su candidatura, hecho que muchos vieron como todo un atentado a los intereses patrios y una vuelta al contubernio judeomasónico que quería evitar a toda costa unos juegos made in Spain. Y cómo olvidarnos, ¡Por Dios! de tomarnos un relaxig cup of café con leche in Plaza Mayor... Esto, si bien fue la puntilla de la candidatura, al menos desde mi punto de vista, no dejaba de ser la punta del iceberg. Lo gordo, lo principal, estaba muy por debajo. Y aun así los señores jueces del COI lo supieron ver. Porque nosotros podremos ser más o menos tontos, o nos dejaremos engañar más o menos, pero está claro que más allá de los Pirineos están hechos de otra pasta y no ríen las gracias como las reímos nosotros.

Por suerte, la confesión de Ana Botella de que ni tan siquiera tenían el dinero que habían dicho que utilizarían para realizar los juegos nos ha hecho perder tantísima credibilidad que podemos ahorrarnos las candidaturas de aquí a 40 años por lo menos. Luego dicen que si la "Marca España" la estropeamos los españoles con huelgas inncesarias... Ya.


PD.- Mención especial al pobre enviado especial de La Sexta Noticias, que se adelantó a todo el mundo diciendo que Tokyo había sido eliminada en primera ronda y que pasaban a la final Madrid y Estambul, cuando en realidad lo que ocurría era que estas dos ciudades estaban empatadas a puntos y no se sabía cuál de las dos caería primero... hasta que se deshizo el empate y se descubrió el pastel. Memorable la cara de circunstancias del reportero al tener que rectificar de su error.

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