30 de junio de 2012

Sólo las puntas

O, al menos, esto es lo que nos dijeron que nos iban a recortar. Las puntitas nada más, para que estemos más monos.

Pero lo cierto es que cada vez noto más fresco en el cogote y me empiezo a preguntar si no se estarán pasando nuestros políticos con tanto recorte.

Porque a la última que han hecho, entre la futura subida del IVA (de un 14% nada más, oiga) y el endurecimiento en la concesión de becas de estudio (sólo los ricos podrán estudiar, y si no, al tiempo), se les une que quieren rebajar, aun más, el sueldo de los funcionarios. Y en consecuencia, de todos aquellos que trabajan y cobran en función a ellos, aun sin tener un contrato de tal (también llamados "Personal Laboral" allá donde se encuentran).

Porque, desengañémonos. Nos han estado señalando con el dedo a los funcionarios poco menos que como a una peste a erradicar. Que si tienen unos sueldazos que no veas; que si trabajan menos que la chaqueta de un guardia; que si... Lo dicho, poco menos que como unos parásitos sociales.

Pero lo que poca gente se da cuenta (o no sabe porque nunca se lo han dicho) es que hay muchas clases de funcionarios, más allá del típico chupatintas amargado que está quemado de la vida que despacha de malas maneras a todo el que se le acerca. Un funcionario, por ejemplo, también es el barrendero que te deja la calle limpia; un funcionario es el bombero al que, si tienes suerte, no verás en tu vida, pero que como tu casa empiece a arder, va a ser el primero que se acerque a arreglar el desastre. Policías, médicos, profesores, bibliotecarios, secretarios... Y, en mayor o menor medida, todos han tenido que hacer un examen para demostrar ser dignos del puesto que ocupan. ¿Que cobran mucho? Dependerá del puesto que ocupen, pero no creo que cobren una millonada, precisamente. No tengo a los funcionarios como a millonarios, precisamente; ¿Que hay muchos? En absoluto. Habrá mucho enchufado en según qué estratos (el amiguimo/parentalismo en las instituciones locales es brutal, por ejemplo). Y si no, no hay más que echar una ojeada al servicio de Urgencias de cualquier hospital. Médicos y enfermeros hasta los huevos de trabajo, haciendo lo que buenamente pueden porque no hay más compañeros con los que puedan compartir ese trabajo. Y encima, teniendo que poner buenas caras y buenos modos cuando viene cualquier impresentable exigiendo que se trate a su niño del moquillo antes que al crío que acaba de llegar con los huesos del brazo hechos un cuatro.

¿Que hay que cambiar sus condiciones laborales? Depende de cuales y hasta qué punto. Si es verdad que el ser humano se acomoda con facilidad y que cuando se siente seguro, se relaja y engorda (en muchos aspectos), por lo que a lo mejor será positivo que, cada X tiempo, se examinara a los funcionarios para comprobar si siguen siendo aptos para el puesto que ocupan. Y como esto, se pueden hacer un montón de cosas. Sin embargo, me parece injusto, inmoral y desastroso que la solución (siempre la más rápida, claro está) a la que siempre se recurra sea la del recorte salarial. Perdón, congelación salarial. Bueno, qué narices, eso era antes. Ahora es recorte puro y duro. Y no es que cuando las cosas estaban bien nadaran en pluses, precisamente. Quiero recordar que, precisamente, en la Época Aznar, una de las de mayor bonanza económica de la historia de España, estos trabajadores sufrieron, ahora sí, congelación tras congelación.

Y no hay que olvidar que, a fin de cuentas, un funcionario no deja de ser un ciudadano más. Que un funcionario también va al Súper a comprar. Que va al cine, que sale de bares y/o a cenar, que echa gasolina, que lleva a los niños (si los tiene) al colegio, para el que hacen falta libros, ropa, lápices, etc. En definitiva, gente que también consume. Y por el consumo pasa que empecemos a salir de esta mierda de crisis que ya nos tiene acogotados desde hace cinco años. Cinco años en los que a nuestros ilustrísimos no se les ha ocurrido una forma de sacarnos de aquí que no sea la del recorte masivo, cuando desde todas partes no deja de decirse que el recorte no es la solución, que para lo único que sirve es para hundirnos aun más en la miseria más literal.

Pero bueno, como hay gente (y habrá gente) que sigue creyendo que el raparnos al 0 es bueno porque así no pasaremos calor cuando llegue el veranito, seguiremos pasando un frío de narices ahora en el invierno porque nos han dejado sin pelo. Y ya veremos si no nos quemamos la cabeza cuando llegue el calor, precisamente por no tener ya pelo.

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